Nos despertamos como un día normal para coger el autobús a las 8:30 delante del Colegio. Durante el viaje escuchamos música y vimos una película, Campeones. Después de unas tres horas llegamos a nuestra primera parada: L’Ainsa. Comimos al lado del castillo y visitamos un poco la villa medieval. Volvimos al bus para ir a Abizanda, donde vimos una obra de Los Titiriteros de Binéfar : La Fabula de la Raposa y visitamos su museo de las marionetas. Después, último trayecto del primer día. Llegada al albergue de Alquézar. Cena y a dormir.

El segundo día nos quedamos en Alquézar, donde hicimos un recorrido por el Río Vero y después de la lluvia, teníamos una visita guiada y algunos visitamos la Colegiata.

El Domingo volvimos a coger el autobús para bajar a Zaragoza. Estuvimos en una exposición de Nikola Tesla y visitamos el Palacio de la Aljafería, sede del parlamento aragonés. También estuvimos en la Plaza del Pilar y pudimos comprar algunos recuerdos, pero se puso a llover y decidimos coger el autobús para volver a Alquézar y Micolau aprovechó para volver a la Colegiata y tocar el órgano de la iglesia.

El lunes por la mañana dejamos el albergue de Alquézar para ir al refugio de Montfalcó, pero por el camino paramos en Barbastro, donde hicimos el juego de la patata en el centro de la ciudad. Conseguimos mochilas, despertadores, camisetas de futbol y un montón de cosas más, ¡hasta nos dieron un filete de ternera y una crema antiarrugas! Nos lo pasamos superbién con las interacciones con la gente de las tiendas y las calles. Comimos al lado del río, visitamos la Catedral, antigua mezquita, y nos dirigimos a la estación de buses para subir a Montfalcó. Por el camino, Selma se mareó y Soline se reía de ella. El trayecto, aunque es corto, duró más de una hora. Montfalcó está un poco aislado del mundo.

El martes era nuestro último día completo de viaje e hicimos la actividad más impresionante. Una caminata de más de cuatro horas en la que se incluyen las pasarelas de Montfalcó-Montrebei, que tenéis que visitar. Por las noches en el refugio jugamos a los Hombres-lobo. El miércoles nos levantamos y preparamos todo para volver a Tolosa. Durante el viaje atravesamos la Val d’Aran, territorio español donde el occitano es lengua oficial, y Raphaël casi vomita encima de Micolau.

¡Lo pasamos muy bien y agradecemos a los acompañantes que hicieron posible nuestro viaje del 2023!     …………………………..¡Hasta la próxima!